Cómo fomentar la corresponsabilidad desde la infancia

La corresponsabilidad es el reparto equilibrado de las tareas domésticas y las responsabilidades familiares, como el cuidado, la educación y el afecto hacia las personas del hogar. Este concepto busca distribuir de manera justa los tiempos de vida entre mujeres y hombres, promoviendo una sociedad más igualitaria.

Sin embargo, ¡atención! La corresponsabilidad no es solo para los adultos y adultas. Enseñar a niñas y niños a participar equitativamente en las tareas del hogar fomenta valores fundamentales como la igualdad y el respeto desde una edad temprana.

Os preguntaréis por qué es importante la corresponsabilidad. Pues bien, esta facilita que cualquier persona trabajadora pueda compaginar una carrera profesional plena con el ejercicio de su derecho al cuidado de la familia, el desarrollo personal, la formación y el disfrute del ocio y el tiempo libre. Además, enseñar la corresponsabilidad contribuye a romper los estereotipos de género que tradicionalmente han asignado ciertas tareas exclusivamente a hombres o mujeres

 

Datos 

1,79%

hombres que utilizaron el permiso de maternidad (2011)

93,8%

mujeres que solicitaron excedencias para cuidar hijos e hijas

2h 30min 

tiempo que tienen los hombres para sus actividades de ocio

Dato 1 y 2:

Este dato es relevante porque demuestra que las cosas no han cambiado tanto como podríamos imaginar. Podemos observar cómo todavía se considera que el cuidado de los hijos es una “responsabilidad natural” de las madres. Aunque los hombres tienen la posibilidad de compartir el mismo permiso, estos porcentajes reflejan que aún existen barreras culturales, sociales y laborales que dificultan su implicación en la crianza.

Dato 3:

Podemos inferir que las mujeres dedican una mayor cantidad de tiempo al hogar y al cuidado de la familia, como se evidencia en los datos mencionados anteriormente. Mientras tanto, los hombres disponen de más tiempo para el descanso y el desarrollo personal, lo que refuerza la desigualdad en la distribución de responsabilidades dentro del hogar.

 

Consecuencias falta de corresponsabilidad 

Es importante destacar que la falta de corresponsabilidad en una familia no solo tiene consecuencias negativas para la madre o el padre, sino que también puede afectar a los hijos e hijas. Tras muchos estudios implementados en España, se ha llegado a la conclusión de que en las familias en las que hay un progenitor o progenitora más ausente durante la crianza, existe una mayor posibilidad de que el niño o niña desarrolle, durante su infancia y juventud, alteraciones psicoemocionales.

En cuanto a la madre, la falta de corresponsabilidad implica asumir una sobrecarga de responsabilidades que impacta directamente en su calidad de vida. Al enfrentarse a una doble jornada —trabajo remunerado y tareas domésticas no remuneradas—, muchas mujeres experimentan altos niveles de estrés y agotamiento físico y emocional. Esto puede derivar en problemas de salud mental, como ansiedad o depresión, además de afectar su bienestar físico.

Por otro lado, esta carga desigual también limita su desarrollo profesional, ya que muchas mujeres optan por reducir su jornada laboral o rechazar oportunidades de crecimiento en sus carreras para poder equilibrar las responsabilidades del hogar. Esta situación perpetúa la brecha salarial y afecta su estabilidad económica a largo plazo, impactando incluso en su jubilación.

Además, al quedar relegadas al ámbito doméstico de manera desproporcionada, se refuerzan los estereotipos de género tradicionales, lo que dificulta los avances hacia una sociedad igualitaria y perpetúa la desigualdad dentro y fuera del hogar.

En definitiva, la falta de corresponsabilidad no es un hecho "normativo" que deba aceptarse. Tiene implicaciones profundas que afectan no solo a las mujeres, sino al bienestar de toda la familia, y constituye una barrera significativa para lograr una verdadera igualdad en la sociedad


El ejemplo empieza en casa 

Como bien sabemos, los niños y niñas, aprenden a través del aprendizaje vicario, es decir, observando e imitando a los adultos y adultas. Si un niño o una niña ven que ambos padres cocinan, limpian o cuidan de igual manera, asumirán que estas son responsabilidades compartidas y no exclusivas de un género.

Los adultos deben dar ejemplo con acciones concretas. Cambiar frases como “esto es trabajo de mamá” por “esto es algo que hacemos todos” puede tener un gran impacto.

En la infancia, los dos espacios principales de aprendizaje son el hogar y la escuela. Ambos deben trabajar juntos para educar en corresponsabilidad y valores de igualdad.

En casa:

  • Involucra a los niños y niñas en las tareas según su edad: recoger sus juguetes, regar las plantas o poner la mesa son pequeños pasos que contribuyen a formar este hábito.
  • Usa juegos o sistemas de recompensas no materiales, como elegir la película familiar, para motivarles de forma positiva.

En la escuela:

  • Introducir actividades en clase que promuevan la cooperación entre niños y niñas, como trabajos grupales donde todos asuman tareas equitativas.
  • Utilizar cuentos y materiales educativos que rompan con los estereotipos de género.

Si solo enseñamos valores de igualdad en uno de estos ámbitos, el aprendizaje será incompleto. Por ello, tanto el hogar como la escuela deben ser agentes socializadores que trabajen juntos en esta misión.



Fomentar la corresponsabilidad desde la infancia es un paso clave para construir una sociedad más equitativa. No solo ayudará a los niños y niñas a desarrollar habilidades prácticas, sino que también les inculcará valores que llevarán consigo toda la vida.

¿Y tú? ¿Cómo enseñas la corresponsabilidad en casa? Comparte tus experiencias y ayúdanos a promover este cambio.

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