Mujeres Rurales castellanomanchegas



Como sabéis, el pasado 25 de Octubre conmemoramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales. 

El objetivo de esa conmemoración, desde que en 2.007 fuera establecido por Naciones Unidas, pretende contribuir al reconocimiento y visibilización del papel decisivo de las mujeres en el desarrollo, la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza.

Y es que, desafortunadamente, la desigualdad de género en entornos rurales incide de un modo especial, dadas las características propias y su impacto en el desarrollo no solo personal, si no también profesional. Como ya comentamos en una entrada anterior, opera la interseccionalidad , es decir, la ruralidad y la edad se conjugan como ejes de discriminación que junto al género, generan múltiples desigualdades. 

En nuestra región, Castilla-La Mancha, la realidad rural es fundamental; entre otros, destacamos que de los 919 municipios de la Comunidad Autónoma, el 70% tiene menos de 1.000 habitantes. Además, la tasa de ruralización de las mujeres castellano-manchegas es superior en casi un 10% a la media nacional, con un 16%. En relación con la titularidad de las explotaciones, tan solo un 30% de las propietarias son mujeres, siendo de este porcentaje el 35% mayor de 65 años. 

En esta línea, y para conocer y reconocer a nuestras antepasadas y mujeres de nuestra región, de la mano del equipo de Cota 667 desde una visión histórica y etnográfica, pudimos dar luz al invisible papel de tantas profesionales del mundo rural, que desde la Antigüedad hasta nuestros días han desarrollado trabajos imprescindibles como es el trabajo del campo, las habilidades artísticas de los alfares, el bordado o la cerámica y el eterno impacto de la fotografía desde la mirada de esas mujeres detrás de un objetivo en territorio rural. 

Llama la atención que todas esas labores sean pensadas (casi) siempre en masculino (en especial todas aquellas vinculadas tradicionalmente más a lo rural, lo agrícola, ganadero...), cuando incluso a nivel personal podemos reconocer a nuestras propias abuelas, bisabuelas o tatarabuelas en esas labores y en la mayoría de las ocasiones sin remuneración (o inferior a la de los hombres), reconocimiento o incluso reproche o estigma social que afrontar por "apropiarse de labores masculinizadas".


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Para ver el vídeo, clic: Mujeres Rurales Castellano-manchegas



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