Venus Paleolíticas


La cultura es y ha sido uno de los elementos más importantes en el desarrollo humano a lo largo de las épocas, impregnando cada rincón en la sociedad. A través de la cultura hemos podido expresarnos, mostrar inquietudes así como la belleza en lo que nos rodea. Sin embargo, su uso como herramienta de expresión y el consumo de la misma, no es ni ha sido equiparable en hombres y en mujeres, siendo éstas últimas rechazadas e invisibilizadas en este mundo cultural, a pesar de representar a más de la mitad de la población. Este suceso no solo ha sucedido en los últimos siglos y décadas, la invisibilización de la mujer en el arte y la cultura se ha ido produciendo desde los primeros homínidos.

Otro elemento muy relevante en la cultura, y especialmente en el arte, es la interpretación que se hace del mismo, en especial cuando quien lo realiza no ofrece una explicación sobre la obra. Es común orientar la explicación, las motivaciones del autor o autora y lo que pretende transmitir con ella dentro de una explicación puramente androcentrista. Según el diccionario de Oxford, el androcentrismo es la "tendencia a considerar al hombre como centro o protagonista de la historia y la civilización humanas en detrimento de las mujeres, cuya importancia se rebaja o no se tiene en consideración(Oxford Languages, s.f.).

Como ejemplo, y a consecuencia de este androcentrismo, muchas obras de arte como pinturas y esculturas han sido interpretadas de una manera errónea, incluso siendo conscientes de que la explicación que se estaba dando, usando únicamente el punto de vista masculino, estaba llevando a claros errores. Son ampliamente conocidas las Venus Paleolíticas e incluso conocemos su representación y la explicación que se ha dado a su forma pero, ¿son ciertas estas interpretaciones?

La explicación original y más extendida es que estas figuras femeninas estaban relacionadas con la fertilidad, la sexualidad y la belleza, usándose como amuletos entre las civilizaciones para aclamar a ese deseo de fertilidad y bonanza desde un punto de vista androcentrista, situándose como un reflejo del uso de la mujer como objeto sexual por parte de los hombres, de ahí su nombre de Venus (Zavia, M., 2018). Sin embargo, muchas han sido las explicaciones de estas tallas, siendo una de las más recientes la relacionada con el cambio climático y la dieta según Richard Johnson. Este autor determinaba que las figuras femeninas representaban el deseo por el alimento, donde "estas figuras se correlacionan con momentos de estrés nutricional extremo" (El Español, 2020).

Sin embargo, y a pesar de las grandes incógnitas sobre la representación de las Venus del Paleolítico, la respuesta siembre ha estado delante. En todas las explicaciones se asumía que la representación era elaborada por una tercera persona (un hombre) observando o imaginando el cuerpo de una mujer. A través de esta perspectiva surgían dudas acerca de la forma de la escultura debido a incongruencias anatómicas en la misma, quedando estas incongruencias bajo la idea de que era una "deformación estilística del cuerpo natural" (Zavia, M., 2018). Pero, ¿y si no fueron talladas por hombres sino que fueron talladas por mujeres?

Esta pregunta puede parecer fuera de contexto o irrelevante a la hora de tallar una pieza, sin embargo es la respuesta que andaban buscando entre todas esas incongruencias. No solo es una creencia que las Venus del Paleolítico fueron creadas por mujeres, sino que se explica su forma de una manera sencilla y resolviendo todas las incongruencias anatómicas que se daban desde la explicación androcentrista. Siguiendo las ideas publicadas por Leroy McDermott y Catherine Hodge McCoide ya en 1996 "estas aparentes distorsiones de la anatomía se convierten en representaciones adecuadas si consideramos el cuerpo visto por una mujer que se mira a sí misma" (Zavia, M., 2018). A raíz de esta idea se pusieron a comparar el cuerpo de una mujer visto desde arriba, es decir, como cómo se vería a sí misma estando de pie y la forma de las Venus del Paleolítico y, efectivamente, esa idea encajaba a la perfección no solo anatómicamente sino también en relación a las dudas acerca de por qué algunas de ellas no tenían rostro o el por qué se inclinaba su cabeza hacia abajo.


Este es solo uno de los ejemplos en los que la visión y la perspectiva de la mujer han sido invisibilizadas hasta tal punto que se han ido perpetuando errores en la interpretación de obras por no tener entre las hipótesis que la autora fuera una mujer. La hipótesis planteada es una de las más acertadas actualmente dando explicación a la forma anatómica de las tallas pero, tal y como afirma Analissa Merelli:

 "Parece apropiado admitirla como la posibilidad, gloriosa, de un tiempo anterior a la historia, cuando las mujeres amaban sus cuerpos con tanta excitación y pasión que los esculpieron en piedra y los hicieron inmortales

(Merelli, A., 2018)



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