POR UN PROCESO DE SEPARACIÓN QUE EVITE DAÑO PSICOLÓGICO EN LAS NIÑAS Y NIÑOS
POR UN PROCESO DE SEPARACIÓN
QUE EVITE DAÑO PSICOLÓGICO EN
LAS NIÑAS Y NIÑOS
La separación de la pareja es un proceso que genera, en la mayoría de los casos, un alto nivel de estrés, debido a los cambios y pérdidas que se producen, además de momentos dolorosos que se van sucediendo. La manera en la gestión de la separación que hacen las madres y los padres será la que conlleve consecuencias negativas o no en las hijas e hijos. Sin embargo, también puede suponer nuevas oportunidades en la familia.
La estabilidad emocional y el
bienestar en las hijas e hijos dependerá de la manera de afrontar el duro
proceso como padres y madres. Si ambos progenitores se involucran de manera
conjunta en la crianza, pautas educativas y decisiones vitales de sus criaturas,
a la vez que se evita que estén expuestos a conflictos, aumenta su bienestar y
ajuste psicológico, así como el bienestar de padres y madres.
A pesar de la separación de la
pareja, la familia continúa de una forma diferente, pero con la misma relevancia
para el cuidado y la protección de sus hijas e hijos, siguen siendo modelo y
ejemplo para ellos/as de superación de futuras e inevitables crisis vitales.
Por ello es necesario apostar por la inteligencia emocional en el conflicto
interparental, favoreciendo un contexto adecuado en el que suceda y poniendo en
el centro la estabilidad psicológica en los niños y niñas, para su mejor
desarrollo y crecimiento a lo largo de sus años.
Podemos destacar ciertas características
comunes y conductas flexibles en las progenitoras y progenitores que pueden
afrontar y llevar a una gestión adecuada de la separación protegiendo así el
desarrollo psicológico de hijas e hijos:
- - Reconocer los sentimientos y hacer hueco al
malestar para expresarlo de manera adecuada.
Observa con curiosidad lo que te
sucede sin juzgarte (pensamientos, sentimientos, emociones, recuerdos,
impulsos, etc.) y ponle palabras.
- - Atender a las emociones y céntrate en lo que
puedes gestionar o controlar.
En el proceso de separación puede
aparecer miedo, ansiedad, ira, rabia, dolor, preocupaciones, rumiaciones
(intenciones de la otra parte, qué debe ser, lo injusto de la situación,
búsqueda de beneficios), etc., cayendo así en el conflicto con nuestra expareja
que no ayudará a los hijos e hijas. Es necesario centrarse en lo que se puede
controlar aquí y ahora, y evitar totalmente la utilización de las criaturas
como armas en el conflicto, actuando no por su interés superior, sino con el
objetivo de perjudicar a tu expareja (se les hace tomar partido por uno u otra
progenitor/a, criticar sus decisiones, presionar para que decidan aspectos que
no les corresponden, hablar mal de la otra persona en su presencia,
interrogarles para obtener información del otro/a, etc.).
- - Observar las conductas y señales que te alejan
de tu objetivo cuando te relacionas con tu expareja.
Como orientación nos podemos
preguntar: “Si hago... ¿qué gano con ello?, ¿qué efecto puede ocasionar en la
otra persona? Si dejo que estos pensamientos o emociones me guíen... ¿eso me
ayudará a ser la persona que quiero ser?”; “Si me dejo atrapar y enganchar por
todos esos pensamientos y emociones...¿eso me ayudará a hacer las cosas que
quiero como madre/padre?”
- - Observar tu conducta también en relación con tus
hijas e hijos.
Mantener la comunicación entre
progenitores, apoyarse en las decisiones de la otra persona, informarse en lo
que compete a sus hijas e hijos, son habilidades que redundarán en su
bienestar. Pero si en determinado momento no es posible este entendimiento, la
actitud y lo que haces tiene que CENTRARSE EN LO PRIORITARIO: el bienestar de
hijas e hijos.
- - Contar con la gente de tu alrededor.
Busca el apoyo de tu familia y
amistades, pero pidiendo que se respeten los tiempo, el dolor y que no tomen
decisiones por las partes directas implicadas en la separación
- - Buscar ayuda profesional si es necesario.
Para afrontar esta etapa en la nueva composición familiar tras la separación, se han determinado ciertas estrategias que parecen eficaces dicha separación:
- Saber que, aunque sus hijas e
hijos no estén delante de las discusiones no quiere decir que no perciban el
conflicto y que no les afecte. Les afectan los gestos, miradas, tono de voz,
conversaciones con amistades, familiares...
- Aceptar que el proceso no será
fácil, que van a existir dificultades y desencuentros, pero que estos no tienen
por qué ser permanentes. Es importante ser consciente de que existirán
altibajos en el camino.
- Atreverse a hacer cambios, tratar de ser
flexibles, ya que cada momento puede requerir acuerdos diferentes para mejorar
el bienestar de las hijas e hijos.
- Observar su propio comportamiento y actitud
ante las situaciones difíciles, para conseguir “parar” y no dejarse arrastrar
por las emociones e impulsos.
- Tener en cuenta que aunque haya
momentos en los que sientan que su expareja no le acompaña, pueden intentar no
enredarse en el conflicto.
- Construir y aceptar la idea de que no hay
una única forma de separarse, y que la verdaderamente útil es la que cumple el
fin que se ha propuesto.
- Adaptarse a las nuevas
situaciones, aceptando la incertidumbre. A veces les ha ayudado ponerse en el
lugar de la otra persona.
- Valorar los aspectos positivos
que les ha supuesto este cambio en su vida.
- Buscar ayuda psicológica cuando
les ha sido necesario.
- Dejarse acompañar por su familia y
amistades, en función de su necesidad tomando en cada momento lo que les es
útil.
Cada familia, cada persona en la expareja, hace su separación “a su manera”, buscando la mejor manera de adaptarse a esta situación y por encima de todo se debería evitar el daño a hijas e hijos. Para conseguirlo es necesario que ambos progenitores tengan una actitud de apertura mental, hagan hueco al dolor y otras emociones, además de seguir dando pasos delante de manera congruente con valores y aspiraciones que fomenten el bienestar en todas las personas de la familia.
Aunque es un reto difícil,
es posible evitar el daño en hijas e hijos, ya que sufren mucho con el
conflicto entre padres y madres.
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