VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL ENTORNO RURAL
VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL ENTORNO RURAL
El mundo rural es, sin duda, un
terreno mucho más hostil con las mujeres que el urbano por diversas razones. Un
dato sorprendente que revela la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer
(2015) de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, es que el 73
% de las mujeres que fueron asesinadas por sus parejas y exparejas en España
residían en municipios de menos de 100.000 habitantes.
Entre las razones previamente mencionadas, podríamos
destacar las siguientes:
- La principal razón por la cual existe una
desigualdad entre hombres y mujeres en entornos rurales son los estereotipos
y mandatos de género que atribuyen a las mujeres el rol de cuidadoras y
garantes del hogar y el bienestar familiar, situándolas en una posición de
sumisión e inferioridad con respecto a los varones. Esta situación impide su
autonomía y las relega a espacios privados, invisibles y no valorados
socialmente. Tal y como se abordará más adelante, muchas mujeres dependen
económicamente de sus parejas, están anuladas psicológicamente y, por ende, se
encuentran indefensas y desprotegidas.
- En los últimos años está teniendo lugar una
creciente despoblación lo cual dificulta, entre otras cosas, la creación
de Asociaciones que protejan y defiendan los derechos de la mujer. Dichas
Asociaciones, presentes en las ciudades en mayor medida, promueven la
sensibilización, el acompañamiento a las víctimas y el acceso equitativo a
servicios de apoyo para romper el ciclo de la violencia.
- Esta despoblación incrementa a su vez el aislamiento
que disminuye la red social de apoyo de aquellas mujeres víctimas. En el
contexto de la violencia de género, la red social es uno de los factores de
protección más relevantes para las víctimas. Si pensamos en el estigma
que conlleva ser víctima en una población reducida, teniendo que lidiar con los
rumores y las etiquetas, seremos conscientes de lo importante que es el acompañamiento
y el apoyo de estas mujeres en su proceso de denuncia y posterior recuperación.
- Otra de las dificultades que presenta el entorno
rural sería la población envejecida. Según el INE (2020), el 50% de la
población rural está entre los 45 y 60 años. Este dato podría no ser relevante,
pero tenemos que ser conscientes de que hablar de violencia de género es algo
relativamente reciente: no fue hasta 1993 que la Asamblea General de
las Naciones Unidas aprobó la "Declaración sobre la eliminación
de la violencia contra la mujer”. Esto es un indicativo de lo novedoso, por
desgracia, que puede resultar aún reconocer esta forma de violencia hacia las
mujeres para aquellas personas que crecieron en un entorno donde el avance en
esta materia es mucho más lento. Lo que resulta de esta desinformación y poca
educación al respecto es la dificultad de identificar situaciones consideradas
como violencia o incluso la justificación de las mismas.
-
La falta de recursos sería otro factor
que obstaculiza el desenmascaramiento de situaciones de violencia y acrecienta
las barreras para denunciar. Muchas mujeres víctimas en estos entornos no
poseen independencia económica (ya que han sido anuladas y aisladas por sus
propios agresores), lo cual provoca que no tengan recursos para separarse y se
vean obligadas a continuar viviendo una situación de violencia que se perpetúa.
Por otro lado, algo que parecería básico es la capacidad de desplazarse
libremente. Sin embargo, muchas mujeres en estos entornos no poseen coche o,
carnet de conducir si quiera. Esto es un gran impedimento dado que muchos de
los pueblos o no tienen comunicación entre sí, o es considerablemente escasa.
La ausencia de medios de transporte provoca que muchas prefieran no acudir a
pedir ayuda a los centros especializados (Centros de la Mujer), y queden
indefensas en su propio hogar. Asimismo, el nivel de estudios en el mundo rural
suele ser más básico que en las urbes, significando que las mujeres víctimas
presentarán mayores dificultades a la hora de informarse de sus derechos y
saber a qué ayudas pueden acceder.
Poner solución a esta situación a
nivel nacional no es tarea fácil. Se deben ir implementando medidas para que
poco a poco se consiga un avance. Es crucial abordar la problemática a través
de la sensibilización, la educación y el acceso igualitario
a los servicios proporcionados por las instituciones públicas y privadas. También
es importante promover la igualdad de género en todas las comunidades, tanto urbanas
como rurales, más si cabe en estas últimas. Entre las razones abordadas, sería
básico facilitar el desplazamiento de las mujeres para acudir a los
servicios especializados ya que, en muchas ocasiones, por la incomunicación de
los pueblos, las víctimas no denuncian. A nivel estatal, la mejora de la
formación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en materia de
violencia de género es primordial ya que, en la mayoría de ocasiones, son la
primera atención que reciben las víctimas (un 66,26 % de las denuncias en el
año 2018 fueron interpuestas por la propia víctima con atestados policiales).
En cuanto a los medios de comunicación, dada su relevancia en la
sociedad actual, es importante la sensibilización de los mismos para que se
hagan eco de esta realidad y den espacio, publicidad y difusión a los programas
y recursos de atención y protección de las víctimas.
Si bien se ha avanzado notablemente en materia de protección
de las víctimas de violencia de género, aún queda mucho camino por recorrer. La lucha por la igualdad real y efectiva en
los territorios rurales debe continuar para así garantizar la seguridad,
protección y atención de las víctimas.
“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer
a la libertad de mi mente”. Virginia Woolf
Datos obtenidos: “Mujeres Víctimas de Violencia de Género en
el Mundo Rural. Ministerio de Igualdad
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