CONSECUENCIAS DEL CONSUMO DE PORNOGRAFÍA





La pornografía es la producción y distribución de imágenes sobre actos sexuales, o contenidos sexualmente explícitos cuyo fin es provocar la excitación sexual.
Se podría caracterizar como filmaciones de sexo explícito, con acceso fácil, distribución masivamente gratuita en internet, alta calidad, orientadas a generar excitación sexual. Es distribuida por empresas cuyo objetivo es el lucro, y lo ofertan a través de la tecnología por todo el mundo. 

La gran mayoría de la pornografía presenta una imagen de la mujer cosificada (mercancías, objetos de placer) y degradada, sometida a una violencia creciente y con modelos machistas (sexo en grupo con mujeres sometidas, prácticas de riesgo, violencia).
Es casi inevitable que niños/as y adolescentes se expongan a la pornografía en internet, ya que está en todas partes. Por lo que de manera no intencional durante una búsqueda inofensiva la infancia puede verse expuesta a contenidos inapropiados para su edad, dando como resultado un consumo más adelantado de pornografía por parte de la infancia y adolescencia (Alario, 2021). En España, un 86,9 % de hombres jóvenes son consumidores habituales, mientras las mujeres jóvenes solo llegan al 54,6 % (Ballester, Orte y Red Jóvenes e Inclusión, 2019). Debido a esta accesibilidad en el mundo online, multitud de material violento y/o sexual y se encuentra totalmente disponible para cualquiera que navegue por este medio (Serrano, et al., 2022).
La pornografía ha evolucionado enormemente en las últimas décadas, siendo asequible, accesible, bajo el anonimato y sin límites en las prácticas que ofrece desde las convencionales hasta ilegales. 
Con alta probabilidad cuando adolescentes busquen en la red información sobre sexualidad, se topan la pornografía, y en la mayoría de ocasiones todavía no han mantenido las primeras relaciones sexuales. Al no existir una educación afectivo-sexual de calidad, que haga una clara prevención de violencia sexual y lo trate desde la reciprocidad, la comunicación, el consentimiento, el buen trato y el deseo, la pornografía se convierte en la escuela que moldeará expectativas, el imaginario y deseos en relación con la sexualidad, suponiendo un grave modelo que se basa en la deshumanización de las mujeres y establecer el poder jerárquico de ellos sobre ellas. La pornografía no es sexo, es violencia contra las mujeres, deshumanizándolas y ejerciendo la dominación masculina sobre ellas. Supone el factor principal en la construcción de la sexualidad e imaginario sexual masculino, al ser ellos mayoritariamente los consumidores de pornografía. 
Uno de los peores efectos es la distorsión perceptiva, la formación o deformación de actitudes, especialmente en grandes consumidores de pornografía sin la maduración emocional para comprender lo que ven, maduración que ofrecería una educación sexual adecuada. La percepción distorsionada provoca desconexión moral, deshumanización y falta de empatía.

Y...,  ¿cómo afecta el consumo de la pornografía?

La normalización del consumo de pornografía presenta desafíos significativos en la sociedad actual. A medida que se vuelve más accesible y aceptada, se plantea la cuestión de cómo esto influye en las actitudes y valores de la población, especialmente en lo que respecta a la salud mental y las relaciones interpersonales.
Todo lo que hacemos cada día va moldeando nuestro cerebro, porque el cerebro es flexible y vulnerable. A continuación enumeramos las consecuencias de este consumo:

Consecuencias a nivel cerebral: 

-   La sobreexposición a estímulos sexuales intensos puede provocar cambios en la respuesta cerebral, disminuyendo la sensibilidad a estímulos naturales y provocando dificultades en la excitación sexual real.
-    El circuito de recompensa del cerebro se desregula al consumir pornografía. Esto causa una desconexión entre lo que se desea y lo que verdaderamente te gusta. 
-    A la larga cada vez se necesita una dosis mayor para seguir disfrutando de sus efectos, como en otra conducta adictiva
-   El consumo frecuente de pornografía puede afectar la estructura y la química del cerebro, alterando su funcionamiento normal y generando dependencia. Ver porno con frecuencia reduce las conexiones nerviosas a nivel cerebral, el cerebro se vuelve vago e incluso se reducen determinadas áreas.
-    La persona termina normalizando y disfrutando de actos que antes hubiera considerado desagradables, degradantes y poco éticosSe va distorsionando la imagen que uno tiene de las mujeres y de las relaciones, afectando al trato directo de las mismas en la vida real.
-    Estas alteraciones neurológicas pueden influir en la toma de decisiones, la capacidad de concentración y la regulación emocional de la persona afectada.

Consecuencias a nivel psicosocial:

 Aislamiento: La persona se va encerrando en sí misma y va teniendo dificultad para compartir con los demás su comportamiento de consumo, especialmente con su pareja. Esto refuerza su refugio en la pornografía por comodidad y consuelo. 
-     Descuido de responsabilidades laborales, académicas y personales.
Las personas adictas a la pornografía permanecen mucho tiempo visionando material pornográfico, pudiendo incluso en algunos casos, relevar algunas actividades importantes como es el trabajo, el cuidado de familiares, salir con amistades. 
-   Pérdida de interés por las relaciones sociales y de pareja: La ficción y las fantasías pornográficas hacen que la persona vaya perdiendo interés por la realidad. La visión distorsionada de la sexualidad genera una pérdida de satisfacción respecto al aspecto físico de su pareja y al desempeño sexual. 
-    La adicción a la pornografía lleva consigo a problemas de vinculación sexo-afectivamente con una pareja sexual, a una insatisfacción sexual, pudiendo hacer creer al afectado que sus experiencias sexuales no son completas o dificultades en llegar al orgasmo de otra manera. Poco a poco sustituye las relaciones sexuales reales  por la pornografía, lo que puede dar lugar a disfunciones sexuales inducidas por el porno, como resultado de expectativas y prácticas poco realistas.
-      Estados depresivos.
-      Problemas de ansiedad
-      Sentimientos de culpa, vergüenza e insatisfacción personal. 
-   Impacto negativo en la salud física debido al sedentarismo, descuido personal y distorsión de la imagen corporal.
-   Problemas de autoestima, inseguridad y sensación de insuficiencia. Consumir pornografía impacta en la autoestima al compararse con aquello que se ve, llegando a tener una perfección distorsionada del propio cuerpo. Por ejemplo, algunos hombres suelen sentirse mal por tener el «pene pequeño», cuando en realidad tienen un pene de un tamaño habitual, y la pornografía nos presenta penes de gran tamaño. 
-    Erotización de la violencia. Se refuerzan los estereotipos de género, ya que en general la pornografía ubica a las mujeres en posiciones denigradas o como objeto sexual. En algunos casos, al tener más demanda de pornografía, se cae en el "porno duro", que es aquel en el que se presenta una mezcla de sexo y violencia. Lo que empieza a preocupar es que se erotice la violencia y que se traduzca a los vínculos cotidianos. Esto merece mucha atención  usuarios adolescentes, ya que el consumo de pornografía en edades muy tempranas, puede desembocar en comportamientos antisociales, como son los abusos sexuales y violaciones.  La pornografía favorece tener fantasías y comportamientos agresivos, que pueden evolucionar hacia el abuso y la agresión sexual de mujeres y niñas. El contenido pornográfico tiene un alto contenido en violencia y las víctimas, en su mayoría mujeres, suelen reaccionar de forma impasible o incluso con aparente placer.
-   Más propensión a la infidelidad con sus parejas, al valorar menos el vínculo y compromiso.
-    Se distorsiona de manera global la imagen al reducir a la persona a mero objeto sexual, especialmente la cosificación y deshumanización de las mujeres.
-   La evolución de la industria pornográfica ha sido masiva desde que en 1953 se publicara la primera revista de Playboy, volviéndose su contenido más extremo y gráfico, representando abusos y escenas degradantes y humillantes.
-    Se ha sexualizado el contenido de películas, series, videoclips, anuncios, videojuegos, juguetes… transmitidos en los principales medios de comunicación.
·  El consumo considerable de pornografía favorece tener relaciones sexuales más temprano, con un mayor número de personas, participando en prácticas sexuales de riesgo y una mayor probabilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual.
-    Fomenta el incremento de la trata de personas con propósitos de esclavitud sexual. Se estima que son 21 millones las víctimas implicadas a nivel mundial.
-   Pensar que la mujer que participa en el montaje pornográfico consiente lo que vive a pesar de lo denigrante que sea, es  ignorar que mayoritariamente esas mujeres son presionadas o coaccionadas para realizar esas escenas.







"Afirmar que estar contra la pornografía es estar contra el sexo supone normalizar la desigualdad, la deshumanización de las mujeres, la dominación masculina y diversos niveles de violencia contra las mujeres, conceptualizándolos simplemente como "sexo"." (Mónica Alario, en "Política sexual de la pornografía", 2021)


 

"Para acabar con la violencia sexual, es necesario acabar con la pornografía." (Mónica Alario, 2021)







Comentarios

Entradas populares de este blog

LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN EL ENTORNO RURAL

VIOLENCIA SEXUAL, ICEBERG Y MITOS.