QUÉ CONLLEVAN LOS MANDATOS DE GÉNERO
![]() Por
otro lado, el malestar de género se refiere a las consecuencias
negativas que estos mandatos patriarcales tienen sobre las mujeres. Estas
afectan de manera integral su salud, tanto psicológica como física, ya que
los mandatos limitan su desarrollo personal, su autonomía y su bienestar,
perpetuando desigualdades y generando una presión constante para cumplir con
estas expectativas sociales. |
La socialización de
género es el proceso mediante el cual las personas aprenden y asimilan los
roles, normas y comportamientos que la sociedad asigna según el sexo. Desde la
infancia, a través de la familia, la escuela, los medios de comunicación y
otros espacios sociales, se transmiten mensajes que moldean la identidad y las
expectativas de hombres y mujeres. Estos mandatos no son naturales, sino
construcciones sociales que varían según el contexto histórico y cultural, y
tienen un impacto profundo en cómo las personas entienden y desempeñan su papel
en la sociedad.
En el caso de las mujeres,
los mandatos de género enfatizan la importancia de la belleza, la sumisión, el
cuidado de los demás y la renuncia a las propias necesidades. Frases como
“tienes que estar siempre guapa” o “una buena madre se sacrifica por sus hijos/as”
son ejemplos de cómo se refuerzan estas normas. Estos ideales impuestos no solo
limitan el desarrollo personal de las mujeres, sino que también pueden generar
sentimientos de culpa, vergüenza o fracaso cuando no se alcanzan. Además, la
presión por cumplir con estas expectativas perpetúa desigualdades estructurales
y afecta tanto la salud psicológica como física de las mujeres.
Por otro lado, la
socialización masculina promueve la fortaleza, la independencia y el liderazgo,
desalentando la expresión de emociones vulnerables como el miedo o la tristeza.
Esto genera dificultades para que los hombres busquen apoyo emocional o médico,
afectando también su bienestar integral.
Hay que reconocer que los
mandatos de género son construcciones sociales y no realidades innatas es un
paso esencial para cuestionarlos. Al hacerlo, se abre la posibilidad de
construir identidades más libres y equitativas, permitiendo que tanto mujeres como
hombres se desarrollen plenamente, sin las limitaciones que imponen los
estereotipos de género.
Con todo esto, los mandatos de género moldean profundamente la
identidad de las mujeres, definiendo cómo debemos pensar, sentir y actuar
para cumplir con estos roles tradicionales que se nos han asignado. Estos
mandatos, que promueven la dependencia emocional, la sumisión y el sacrificio,
vinculan la identidad femenina con el cumplimiento de expectativas externas,
como ser cuidadoras, atractivas y ser buenas madres. No solo sentir unas
exigencias por parte de la sociedad, sino crear la propia identidad de cada una
con estos mandatos.
Esta construcción social afecta directamente la autoestima de las
mujeres, que queda condicionada por la validación externa en lugar del
autoconocimiento. Cuando no logran cumplir con estas normas, muchas
experimentan culpa, frustración y una constante sensación de insuficiencia.
Esto, a su vez, puede derivar en problemas de salud mental, como ansiedad o
depresión. Estar en un conflicto interno constante genera un malestar que, en
muchos casos, se “normaliza” al considerarse parte de lo que las mujeres "deben
hacer y ser."
Además, el conflicto entre los mandatos tradicionales y el deseo
de autonomía puede generar tensiones internas que dificultan el desarrollo de
una autoestima sólida. Cuestionar estas normas y fomentar una identidad basada
en los propios valores y fortalezas es clave para promover el bienestar
emocional de las mujeres.
EJEMPLOS:
·
“Si me dedico a
mi carrera, siento que descuido a mis hijos; si me dedico a ellos, siento que
estoy sacrificando mi futuro profesional”
·
“Siempre siento
que tengo que verme bien, incluso cuando estoy agotada”
·
“Si salgo sin
maquillaje, me preguntan si estoy enferma o cansada”
·
“Me cuesta
aceptar que mi cuerpo cambie con el tiempo, aunque sea algo completamente
natural”
· “Si digo que necesito un descanso, me miran como si fuera una mala
madre o una mala esposa”

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